Cursos para Niños y Adolescentes
La meditación también resulta perfecta para los niños. En cuanto comienzan a hablar ya son capaces de realizar un tipo de meditación sencilla. Con nuestro sistema, a medida que los niños crecen, se les avanza de nivel o se les cambian las prácticas según su grado de madurez.
En FISU tenemos muchos niños, entre edades de 3 y 16 años, que practican la meditación. También vienen familias enteras a meditar, y todas ellas serían capaces de afirmar que en sus casas se respira más tranquilidad que en las de sus vecinos.
Debido a que los niños durante sus primeros años tienen contacto con su fuero interno, son más dóciles, más fáciles de disciplinar y normalmente, más receptivos. Por supuesto, una gran parte también depende de la educación que reciban de sus padres, pero la combinación de ambos elementos garantiza un camino más fácil para padre e hijo.
La meditación es muy útil para los niños o adolescentes que están estudiando. La relajación y el aumento de agilidad mental, combinadas con la capacidad de asimilar una mayor cantidad de información les resultan ventajosos a la hora de estudiar, repasar o examinarse.
En la tan difícil “edad del pavo”, los adolescentes disfrutan de una mayor autoconciencia, lo cual les proporciona más autoestima y satisfacción.
En general, las personas que practican la meditación, tanto adultos como niños, desarrollan o despiertan una mayor inteligencia, agilidad mental y fortaleza, además de una cualidad que probablemente sea la más importante: la creatividad.
Esto se percibe particularmente en los niños que sin adoctrinamiento crecen con creatividad, de la cual se benefician después, durante la vida adulta.
La diferencia entre el éxito y el fracaso se halla en la capacidad para concentrar la mente. La meditación y los ejercicios espirituales permiten concentrarse mentalmente sin tener que esforzarse; ocurre de forma espontánea. Por tanto, la mente está más centrada, se convierte en una herramienta más poderosa y útil y esto se refleja en todas las actividades que se realizan en la vida.
En un mundo que estimula a nuestros hijos a “crecer antes de tiempo”, la Meditación les capacita para enfrentarse a las presiones mundanas de una manera constructiva, preservando su inocencia y conservando las cualidades bonitas de su niñez, al mismo tiempo que les proporciona la fuerza interior suficiente para enfrentarse a la presión exterior de una forma equilibrada.
¡Es un juego de niños!
Nota: No enseñamos a niños pequeños solos, sus padres también deben aprender ya que hemos observado que ésta es la mejor manera para el niño y la más efectiva.